En 2005 entré en contacto con iokai shiatsu.
Lo que me emocionó especialmente era la calidad del tacto y el silencio desde el cual se trabajaba. Después de una búsqueda de años acabé encontrando en el shiatsu la síntesis de lo que me motiva: el movimiento, la consciencia corporal, la concentración, el contacto y la atención al ser humano en su totalidad.
Originaria de Suiza, llevo más de 20 años en Amsterdam; esta ciudad internacional ha sido fundamental en mi desarrollo.
Aquí es donde conocí y empecé a entrenar Taiji y Qigong, formas de movimiento que a mi, desde un pasado de danza, me siguen fascinando. El paso desde estas disciplinas chinas hacia una forma de medicina oriental se daba casi de por si, sin esfuerzo.
En el 2010 terminé la formación de 4 años en la Escuela de iokai Shiatsu, con certificación europea y holandesa. Paralelo a los estudios de shiatsu me gradué en conocimientos de medicina occidental básicos (anatomía, fisiología y patología), tanto para profundizarlos como para cumplir con los requisitos de la asociación profesional.